miércoles, 2 de marzo de 2016

De Logroño a Ramo Verde


Desde hoy a las 8:55 había una razón poderosísima para que Pedro Sánchez se ahorrara el paripé que pretendía endilgarnos, ese discurso a doble cara e interlineado sencillo que, más que de investidura, parecía de estatuilla, pues al candidato sólo le ha faltado derogar el cambio climático con efectos retroactivos. A esa hora, decía, Pablo Iglesias, quién sabe si tras la preceptiva "barrita con tomate, refresco y café con leche", y todavía dentro del bar, ha declarado: "La libertad de Otegi es una buena noticia para los demócratas. Nadie debería ir a la cárcel por sus ideas". Sólo la ignominia de la segunda oración y, por qué no decirlo, una cierta tumefacción ambiental explican que la primera haya pasado inadvertida. No, que Otegi esté en la calle no es una buena noticia para los demócratas. Véase, si no, la clase de demócratas que jaleaban al individuo a las puertas de la cárcel de Logroño, o a quienes lo han jaleado esta tarde en su pueblo, o a quienes lo jalearán, si nadie lo impide, el próximo sábado en San Sebastián. Cómparase, en fin, la postal riojana con la que protagonizó recientemente la portavoz de Libres e Iguales, Cayetana Álvarez de Toledo, a las puertas de la prisión de Ramo Verde, en Caracas, adonde había acudido para trasladar un mensaje de ánimo a un preso, éste sí, político. Ella misma transcribió la conversación en un reportaje que aún esta tarde parecía palpitar:

-¡Leopoldo, Leo! ¡Te estamos esperando! ¡Vas a salir muy pronto! ¡Libertad, libertad, libertad!
-¡Gracias, gracias por venir, por tu apoyo! ¡Fuerza, fuerza, fuerza! ¡Y libertad!

Acorralado por los peores resultados de la historia del PSOE en unas generales, Sánchez ha sabido jugar la baza que Rajoy le sirvió en bandeja al declinar el encargo del Jefe del Estado. Su sentido de la oportunidad le ha dado incluso para simular que dispone de un proyecto español. La comedia, no obstante, no habría tenido que ir más allá del exabrupto de Iglesias. No en vano, y descartado el Partido Popular (estamos ante un estratagema fundada sobre el sectarismo), no cabe más apoyo que el de un partido que no sólo considera seriamente que en España hay presos de conciencia; además, no reconoce a quienes sí lo son.


Libertad Digital, 1 de marzo de 2016

No hay comentarios:

Publicar un comentario