martes, 29 de marzo de 2016

Aquí yacen

Si el pueblo de Jafre, en el Bajo Ampurdán, resulta más o menos conocido fuera de Cataluña es porque su vecino más ilustre, Albert Boadella, lo ha convertido en telón de fondo de su obra literaria. Su Diarios de un francotirador, ese delicado retablo de escenas conyugales en que España prende con la brasa de cada desayuno, es también una meditación sobre la gama de ocres de ese rincón de Gerona. Asimismo, en Adiós Cataluña, la irreverencia no es óbice para recrear su apego, bien es verdad que muy leve, al terruño: “Desde la cama, me llega con toda nitidez el toque de misa del campanario de Jafre. Es un sonido cuya proximidad para mucha gente significaría hoy una molestia en plena noche; pero la campana no suele ser un despertador: es una cadencia lejana entre el inquietante desbarajuste de los sueños, que anuncia con discreción la plácida existencia de un orden”.

Como es sabido, Boadella y su mujer, Dolors Caminal, vienen sufriendo desde hace un tiempo el hostigamiento de algunos de sus convecinos. El último episodio, acaecido hace aproximadamente un mes, consistió en la tala de tres cipreses del perímetro del jardín de Albert y Dolors. Según recogió un diginazi local, todo se explica por la irritante extravagancia de la pareja: a sus paisanos les parece inadmisible que les gusten las campanadas y les disguste la estelada que le cuelga al campanario. Y así, con ademanes de torvo pregonero, se lo hicieron saber. Boadella ha levantado acta de la tropelía. Como se aprecia en la foto, lo ha hecho conforme a su temperamento, esto es, aprovechando la luz del mediodía para seguir tocándoles los cojones. No en vano, el Fossar de les Moreres, plaza deforme del centro de Barcelona, es uno de los santuarios más solemnes de la ficción nacionalista.

Entretanto, sobre las últimas palabras de Memòries d’un bufó parece haber pasado un siglo: “Ahora bien, esta tierra no me ha resultado nunca un lugar extraño. Posiblemente debido a las raíces paternas, tengo mucha tolerancia respecto a las rauxes [entusiasmo, arrebato] de sus habitantes, y en cierta medida también he participado en mantener la leyenda de los tocados por la tramuntana. Aquí he rehecho con facilidad una trama de amistades plácidas y agradables, en concordancia con el paisaje suave que nos rodea […]. Jafre, mayo de 2001.”



The Objective, 29 de marzo de 2016


Una red nacional de tertulianos

Entre las causas de la hegemonía nacionalista en Cataluña se cuenta la renombrada cobardía de los catalanes. Individuos que en privado proclaman su repulsa o desafección al régimen, o que se dicen hastiados de la permanente exaltación de la identidad en que consiste la política doméstica, optan en público por ponerse de perfil ante asuntos más o menos delicados, no vaya a ser que la defensa de tal o cual punto de vista les lleve a perder el cargo, la subvención o la herencia. Que semejante apocamiento se haya confundido con algo parecido a la prudencia es otro de los muchos equívocos que penden de la idiosincrasia de los catalanes. Por descontado, si hay un gremio en que la flojera de piernas es particularmente flagrante, ése es el periodístico, en cuyas redacciones, bien a pie de obra, impera una suerte de peperrubianismo por el que el PP y Ciudadanos, tiu, no molen gens.

Hay excepciones, claro, y el primer excepcional es Arcadi Espada. También en sentido cronológico: cuando, a mediados de los noventa, sólo se podía ser nacionalista, gastrocomunista o facha, Espada escribió Contra Catalunya, el libro profano del pujolismo. Como quiera que el protagonista era omnímodo, el autor no le fue a la zaga. Así, además de ocuparse de la política, se ocupó de la comida, del paisaje, del teatro, de la arquitectura. Y, cómo no, de la prensa. De su oficio. El mundo por dentro, en fin, empezó a escribirse por aquellos días e incluso antes. Obviamente, no se lo perdonaron. Como tampoco le perdonarían que reincidiera con Raval, ensayo en el que puso al descubierto el fallo mutiorgánico que sufrió la verdad en el verano barcelonés de 1997. La negligencia en cadena de policías, jueces, psicólogos, políticos y, last but..., periodistas, alumbró una falsa red internacional de pederastas que condujo a la cárcel a individuos inocentes. En el caso de los periódicos, el hecho de que Espada no dirigiera su crítica contra las empresas ni atendiera fantasmagorías del tipo "la influencia de las rutinas productivas en la construcción social de la realidad", sino que, por el contrario, apuntara al personalísimo abandono de quienes debieron preguntar y no lo hicieron, de quienes se limitaron a picar el dosier de prensa de la poli, ahondó el contencioso entre el uno y los otros. A Espada no le ha salido gratis. Ni en lenguaje figurado ni en lenguaje literal. En 2011 lo echaron de la Facultad de Periodismo de la Universidad Pompeu Fabra, tras 18 años de docencia, con el pretexto de no sé qué recortes. Era la única actividad que venía realizando en Cataluña, pues ya entonces el trabajo lo tenía casi por entero en Madrid. Física y moralmente.

Lo extraordinario es que, pese a su renuencia a que lo confundan con los suyos (la posibilidad, de hecho, de que su vida afectiva pueda alojar un concepto como ése -puaj- los suyos, es ciertamente remota), éstos le siguen enviando recuerdos. El último en hacerlo ha sido el periodista Albert Sáez, que la semana pasada, en una tertulia de TV3, acusó a Arcadi Espada de ser un defensor de la pederastia y lamentó que aún siguiera escribiendo en los periódicos. Ya ni siquiera soportan que escriba... ¡para la caverna! Sáez lleva más de treinta años en esto y no ha dejado un artículo digno de mención, pero ello no ha impedido que, bajo el paraguas de CiU, primero, y ERC, después, lo haya sido todo en Cataluña: director adjunto del Avui, profesor de Periodismo en Blanquerna, vicerrector de la Universidad Ramon Llull, secretario de Medios de Comunicación del Segundo Tripartito, presidente de la Corporación Catalana de Radio y Televisión y, últimamente, director adjunto de El Periódico. Años y años levantándose cientos de miles de euros. Un tío. Otro apabullamiento, si quieren. Acaso el primordial.


Libertad Digital, 29 de marzo de 2016

sábado, 26 de marzo de 2016

Menos tu vientre


La mujer derruida en el banco del aeropuerto de Zaventem se llama Nidhi Chaphekar, tiene 45 años, es india y trabaja como azafata de vuelo de Jet Airways. El jirón chamuscado que cubre sus brazos es, de hecho, el uniforme del personal de vuelo de la compañía, un conjunto de pantalón y chaqueta de tres cuartos y cuello mao que antes de que el terrorismo pasara por su vida debió de lucir aproximadamente así. El gran polo de atracción de la instantánea (hacía tiempo que no veía una imagen que lo fuera tanto) es la mirada, que interpela, además de a la cámara, al futuro, y que parece destilar un cansancio de siglos, esa especie de desaliento entreverado de hastío que tantas veces hemos visto entre los supervivientes de otras matanzas. En el gesto de Nidhi aletean a un tiempo la perplejidad, el aleluya y algo semejante a la dignidad, paradójicamente amplificada por los escombros que le tiznan el cabello y parte de la cara, estatua viviente, así como por el reguero que desde la frente se le bifurca en Λcomo un bindi tremebundo. El desmayo de la pierna izquierda tiene como contrapunto la tensión de la derecha, levemente suspendida para evitar el desparrame de vidrio en que se ha convertido el suelo. Todo en Nidhi resulta apoteósicamente real, y a ello contribuyen, de manera decisiva, la sensualidad de los pliegues en que se resume su vientre y la firmeza de sus senos. Turgencia, he estado a punto de escribir; pero no, dejémoslo en firmeza. Una foto icónica, me dirán. Bien, ¿saben cuántos periódicos en todo el mundo la han publicado en portada? Dos*. Los dos canadienses, por cierto: The Montreal Gazette y Winnipeg Free Press. El resto la han desestimado por obscena. Como si en lugar de una víctima del terrorismo fuera una campaña de Oliverio Toscani. La crisis de la prensa también tiene que ver con esto.

*La Vanguardia acabaría sustituyendo la foto de Nidhi Chaphekar en su portada de internet.


Libertad Digital, 25 de marzo de 2016

El rapto

A finales de febrero, un grupo de periodistas españoles visitamos la sede del Parlamento Europeo en Bruselas, con motivo del arranque de Euromind, un ciclo de conferencias sobre ciencia y política impulsado por la eurodiputada de UPyD Teresa Giménez Barbat. Como tantos de mis conciudadanos, jamás había estado en la capital belga, unida indefectiblemente, en mi condición de dummy, a la prosodia radiofónica de Griselda Pastor y Jacobo de Regoyos. Desde el aeropuerto de Zaventem, a unos quince kilómetros del centro, tomé un tren de cercanías con parada en la Estación Central, junto a la Grand Place. Hacía una noche más bien desapacible y el hotel quedaba algo lejos, pero fui dando un paseo: no hay muchas experiencias que superen el efecto que opera en un perfecto ignorante la visión primera de una gran ciudad. A ninguna suelo pedirle más que una oferta cultural variada y una docena de bares limpios y bien iluminados: a los cinco minutos de haber emprendido la marcha, Bruselas había satisfecho con creces mi requerimiento. Por si fuera poco, algo más tarde habría de descubrir que en la barra del hotel Amigo hay un camarero argentino que sabe hacer gintónics. A medida que transcurría el viaje, en fin, Barcelona se iba pareciendo cada vez más a su alcaldesa.

Hoy andaba repasando las notas de los dos ponentes de aquella jornada, el jurista holandés Paul Cliteur, autor, entre otras obras, de The Secular Outlook, y la activista iraní Maryam Namazie, fundadora del Consejo Británico de Ex Musulmanes. Un ateazo y una renegada. Cliteur empezó su disertación con la noticia de que Irán había renovado la fatua a Salman Rushdie, "una técnica de amordazamiento que a diferencia del terrorismo clásico no requiere logística ni acciones complejas. Basta con pronunciarse para que el ciudadano crítico con el islam empiece a vivir como si estuviera secuestrado". ('Renovado la fatua', sí, no debe de haber contrato más unilateral ni menos faústico.) También se refirió a la incomodidad que supuso para Thatcher la condena a Rushdie, por cuanto ponía de manifiesto las flaquezas del Reino Unido, al punto de tratar con frialdad e incluso un punto de desconsideración a quien no era (es) sino una víctima del fanatismo. Al hilo de la gestión británica del caso Rushdie, observó que "tras el atentado contra los dibujantes de Charlie Hebdo, hubo intelectuales occidentales que llamaron a la prudencia a la hora de tratar asuntos religiosos y, más precisamente, islámicos". Namazie incidió, asimismo, en la deficiente respuesta de la sociedad europea a la intolerancia de signo musulmán. Ella misma, sin ir más lejos, había padecido en una universidad británica el boicot de una sucursal de Hermanos Musulmanes, secundada por un comité... ¡LGTB! que la acusó de islamofobia.

De camino al comedor del Parlamento, adonde habríamos sido incapaces de llegar sin un funcionario que nos guiara, me llamó la atención la aparatosidad de los controles policiales. También los europeos empezamos a sufrir ese secuestro moderno del que había hablado Cliteur, y donde lo simbólico se confunde con lo fáctico. Me da que pronto vamos a entender mejor que bien eso que seguimos llamando, con confortable desdén, el Estado sionista. Ya por la tarde, tomé una cerveza en la Grand Place y volví a España, mas sin ninguna conciencia de regreso. Entre la taberna y el portal de mi casa no había un solo lugar que no fuera susceptible de voladura. Europa, material sensible. Inflamable.


Libertad Digital, 22 de marzo de 2016

jueves, 17 de marzo de 2016

Benidorm, fin de gira

LUKE MACGREGOR / REUTERS
El progreso general de la humanidad está alargando hasta lo indecoroso el oficio de rockero, al punto de propiciar aniversarios imposibles, tipo 70 años de éxitos, o dar pie a que ochentones con bisnietos se planteen la posibilidad de dar un giro radical a su carrera. Hubo un tiempo en que la vejez era cosa de dictadores, cupletistas y presidentes del Madrid, y hoy es un timbre de excelencia indie. A las estrellas del rock las indisponía la droga, no la sordera, como ha sido el caso de Brian Johnson, ni un costalazo, como ocurrió con Yosi no hace mucho. Al cantante de Los Suaves no se le ocurrió otra cosa que lanzarse sobre el público y, como quiera que éste le hizo la cobra, acabó besando el suelo. ¡Lanzarse al público a sus 68! ¿Qué se había pensado, que aún tenía 60? La longevomanía tuvo sus pioneros. Antes de la crecida, por ejemplo, estaba Miguel Ríos, la Jane Fonda del r'n'r patrio, pero sus proezas sobre el escenario eran, sobre todo, un horizonte biológico: el milagro con que ir alimentando la ficción de que la vida es un deporte para todas las edades.

El efecto de esta pócima sobre el resto de los mortales promete ser devastador: pronto no va a haber excusa para no retomar el inglés, intentarlo de nuevo con el Ulises o, peor aún, volver a ser un aliado de la noche, un ser eléctrico, un hijo del rock and roll. El armagedón, lo veo, es una suerte de quimera con el pellejo de Iggy Pop, la mirada de Kurt Cobain y el bamboleo de Giorgio Dann, un crooner biónico que se vuelve hacia sus fans y pregunta: “¿Mande?”.


The Objective, 10 de marzo de 2016

Un JeTA

Al nuevo secretario de la UGT, Josep Maria Álvarez, le han reprochado que pusiera al sindicato en Cataluña a las órdenes del nacionalismo. Se trata de una acusación inexacta, pero sólo desde la premisa gramatical (¡y neurocientífica!) de que nadie se puede poner a las órdenes de sí mismo. Como era preceptivo dada su filiación socialista, Álvarez trató primero de escurrir el bulto reclamándose demócrata para luego tildar de catalanófobos a quienes insistían en afearle su compromiso con el derecho a decidir. Ahora bien, aun aceptando que su inmoralidad le haya de salir gratis, convendría recordarle la cuantía real de la factura. El derecho a decidir, sí, pero también la organización de manifestaciones por la defensa de la inmersión lingüística "frente a sectores de la política española"; o el llamamiento a celebrar el 11-S bajo la siguiente divisa: "Cataluña siempre ha avanzado nacionalmente cuando lo ha hecho socialmente. Como dos caras de una misma moneda, nuestro país ha unido el progreso nacional al progreso social"; o el repudio sectario del Partido Popular; o la petición del voto para "aquellas fuerzas que unan el avance nacional de Cataluña con el progreso social"; o esta observación, destinada a las familias que han reivindicado una enseñanza bilingüe: "Los padres que hacen caso de las campañas que periódicamente pone en marcha la derecha española son muy pocos, y además sus reclamaciones se atienden individualmente"; o la confusión deliberada entre las aspiraciones del nacionalismo y las de Cataluña; o el calificativo de ultras a los españoles que el 9-N invocamos la ley frente al golpismo institucional. Por ir apuntillando: no es que UGT participara del Pacto por el Derecho a Decidir: es que era UGT quien apremiaba a sus integrantes a reunirse ante lo que Álvarez describe como "cambio de escenario". ("En primer lugar queremos agradecer al Honorable Joan Rigol que haya atendido nuestra petición para convocar esta reunión del Pacto Nacional por el Derecho a Decidir. Desde el punto de vista de la UGT de Cataluña, esta reunión era vital. Desde el último encuentro el escenario ha cambiado").

Está todo en su blog, donde se puede seguir al minuto el rastro del proceso. 'Valor sindical', se llama, en lo que constituye, sin duda, una feliz polisemia. Con todo, lo que de veras ilustra la naturaleza del personaje es cómo los posts soberanistas van siendo más infrecuentes a medida que va cobrando fuerza su candidatura como secretario general nacional. Hasta prácticamente desaparecer. Como si nada hubiera ocurrido.

'Impagado.' Ahora sí.


***

El modelo de inmersión lingüística en nuestro país está en peligro. La obsesión de los poderosos y sectores de la política española contra nuestro modelo de escuela comienza a dar frutos. Nuestro modelo de enseñanza, que se ha demostrado un éxito según todos los indicadores, está en peligro por un antiguo, profundo e irracional anticatalanismo que reside principalmente en las castas del poder de hoy en día. El caso es que nos toca salir a defender nuestro modelo de escuela, el modelo de inmersión lingüística que impulsaron históricamente los partidos de izquierda. El 14 de junio las calles de Barcelona se llenarán de ciudadanos y ciudadanas, de ideologías diferentes y orígenes diversos, de lenguas maternas diferentes, de clases sociales diferentes, para defender uno de los pilares en los que descansa la construcción de la unidad civil en Cataluña. Se llenarán para decir bien claro y alto que no daremos un paso atrás en la defensa del modelo de escuela catalana, porque todos somos escuela. (7 de mayo de 2014)

La celebración de la Diada Nacional de Cataluña está fuertemente marcada por la reivindicación del Derecho a Decidir. Una gran mayoría de ciudadanos y de ciudadanas de Cataluña queremos ser llamados a las urnas el próximo 9-N para decidir nuestro futuro. Cataluña siempre ha avanzado nacionalmente cuando lo ha hecho socialmente. Como dos caras de una misma moneda, nuestro país ha unido el progreso nacional al progreso social, a la consecución de mayores cotas de autogobierno. (11 de septiembre de 2014)

Semana crucial para el proceso que vivimos en Cataluña. Se aproxima un momento en que el presidente de la Generalitat nos convocará a las urnas el 9-N para decidir nuestro futuro. (...) Y no puedo abstenerme de decir que la peor parte se la lleva el Gobierno que preside Mariano Rajoy. Mucho más que inmóvil y hierático, el Ejecutivo central continúa amparándose en una interpretación tan interesada como dudosa de la Constitución para negar lo que el sentido común hará que se abra paso indefectiblemente. Y es que los ciudadanos y ciudadanas de Cataluña tienen derecho a ser consultados en una votación no vinculante sobre cuál es la relación que ha de tener Cataluña con el Estado Español. (26 de septiembre de 2014)

En primer lugar queremos agradecer al Honorable Joan Rigol que haya atendido nuestra petición para convocar esta reunión del Pacto Nacional por el Derecho a Decidir. Desde el punto de vista de la UGT de Cataluña, esta reunión era vital. Desde el último encuentro el escenario ha cambiado. Y es en base a este nuevo contexto que debemos hacer hoy un debate sereno sobre en qué estadio se encuentra el derecho a decidir y sobre todo cuál es el camino a seguir, ya que tenemos metas que no podemos obviar. Primero, el derecho a decidir era y es el común denominador de todas las entidades y organizaciones aquí presentes. Entendíamos y entendemos este derecho como fundamental. Piedra angular de nuestras reivindicaciones. En este sentido, nuestra organización siempre ha defendido que el verdadero acto de soberanía es votar y que el resultado es tan sólo la consecuencia derivada de este acto. Segundo, nuestro objetivo es decidir. Es evidente que es el Estado español quien ha puesto todos los obstáculos políticos y jurídicos para evitar la celebración de una consulta con plenas garantías. Por lo tanto, la consulta que haremos no es la consulta que la mayoría quisiéramos. Pero no renunciamos a ello. Para ello es necesario que el día 9 de noviembre se convierta en un verdadero clamor democrático. Es necesario que sea un éxito de participación y de movilización social. Y que dictamine de manera clara y contundente la indignación de una ciudadanía a la que le han vetado desde el Estado el derecho a expresar su voluntad y decidir su futuro colectivo. (24 de octubre de 2014)

Llamo a los trabajadores y trabajadores y a la ciudadanía en general a participar en el 9-N, y así hacer llegar al PP un mensaje contundente de rechazo a su actitud intransigente y a su impedimento por la vía judicial al derecho a decidir nuestro futuro. El Estado Español vulnera los derechos fundamentales de libertad ideológica, libertad de expresión y de participación. El conflicto entre Cataluña y España es un problema político y, como tal, se ha de resolver a través del diálogo, el entendimiento y el acuerdo, y no a través de una interpretación determinada de la Constitución y las leyes. El derecho a decidir representa una oportunidad para la profundización democrática de nuestro país y que en un futuro se nos permita decidir sobre muchos otros temas. (6 de noviembre de 2014)

Habría sido un verdadero milagro, o al menos a mí me lo habría parecido, que el presidente del Gobierno hubiera asumido el reto de encontrar una solución política para las demandas que desde Cataluña exigen poder decidir democráticamente nuestro futuro. Pero claro, el milagro no se ha producido; al contrario, se ha presionado a la fiscalía para que actúe con contundencia contra el presidente de la Generalitat, Artur Mas, y contra algunos otros miembros de su gobierno. Justo lo contario de lo que habría que hacer. Pero ahora, visto desde Madrid, hay que abordar una cuestión aún más importante que la demanda catalana, y es la reparación de la autoridad del Estado, en duda desde que se celebrarse en Cataluña el proceso participativo del 9-N. Por lo tanto, harán todo lo posible para activar una respuesta tan contundente como ejemplar de cara a la galería madrileña de altos funcionarios y de sectores ultras que esperan un golpe de fuerza. No sé si el Partido Popular tiene alguna hoja de ruta al margen del tan recurrente discurso sobre la legalidad. Más que nada, porque esto no arregla la desconexión creciente de los catalanes independentistas, la frustración de otros que esperan cambios en la estructura territorial y competencial del Estado, ni servirá como dique de contención para las aspiraciones de Cataluña. (13 de noviembre de 2014)

Los ciudadanos y ciudadanas de Cataluña han edificado un consenso brutal en torno al modelo lingüístico en la escuela. Un consenso que nace de la voluntad del conjunto de la sociedad de preservar la lengua catalana. Y los padres que hacen caso de las campañas que periódicamente pone en marcha la derecha española son muy pocos, y además sus reclamaciones se atienden individualmente. No sería justo que toda una comunidad educativa que está de acuerdo con un modelo viera limitada su aplicación por una minoría que además tampoco está discriminada. En realidad pretenden dividir y confrontar a la sociedad catalana, obsesionados con el mantra de españolizar a los niños catalanes, como si les hubiera de vacunar de la enfermedad de la catalanidad. Patético. No sé si es ignorancia o mala fe, me inclino por pensar que son las dos cosas. Pero podemos estar tranquilos, porque una vez más la respuesta ha sido frontal y unánime. Los ciudadanos de Cataluña no renunciaremos al modelo de inmersión lingüística que tan buenos resultados ha dado a lo largo de estos años. (8 de mayo de 2015)

Llamo al voto de aquellas fuerzas políticas que unan el avance nacional de Cataluña con el progreso social de los ciudadanos. (11 de septiembre de 2015)



Libertad Digital, 15 de marzo de 2016

Las edades del hombre

Corría el año 2009 cuando un grupúsculo ecologista liderado por Leonardo Anselmi, ciudadano argentino afincado en Barcelona, llevó al Parlamento catalán la Iniciativa Legislativa Popular que, a la postre, habría de dar la puntilla a los toros en dicha comunidad. Por entonces me dije que el intento quedaría en intentona, en un mero arrebato gestual que, a lo sumo, dejaría constancia de cuán europea seguía siendo Cataluña. Una ingenuidad, claro, pues bastaba con volver la vista al pasado reciente para comprender que semejante iniciativa no era sino el último clavo en el ataúd del toreo en tierras catalanas: ahí estaban, para atestiguarlo, la declaración de Barcelona como ciudad antitaurina (un circunloquio de "Barcelona, ciudad antiespañola", que es lo que de verdad pretendía declararse), el veto a los menores de catorce años, el intento de reformar la ley de protección animal para, de matute, relegar las corridas de toros al limbo jurídico; la transformación de la antigua plaza de las Arenas en un centro comercial y el visto bueno a la tramitación de la ILP.

Los días 24 y 25 de septiembre de 2011 acudí, junto con otros miles de barceloneses, a los dos últimos festejos que se celebraron en la Monumental. Fue, justo es decirlo, un entierro de primera, pues en los carteles se anunciaron José Antonio Morante, que toreó el 24 con El Juli y Manzanares, y José Tomás, que lo hizo el 25 con Juan Mora y Serafín Marín. En la primera de las corridas, y tras la habitual verbena orejera de El Juli y Manzanares, Morante pidió el sobrero, se descalzó y se atornilló el mentón a la pechera. Y lo bordó, claro; o, por mejor decirlo, se rompió, que es el término que da en emplearse en lenguaje taurina (en Cataluña, acaso germanía) para designar la comunión arrebatada, puramente lunática, entre el hombre y la bestia.

Ya de noche, antes de abandonar el tendido, pensé en las muchas ocasiones en que había sido feliz en aquella plaza. Me vi de pequeño, cuando la Monumental hacía las veces de carpa para los circos que paraban en la ciudad, aquellas compañías de trastienda inimaginable, y a las que los críos jaleábamos con griterío de tifosis. Algo más crecido, con 12 o 13 años, solía acompañar a mi padre a los mítines del PSOE, atraído por el verbo de Felipe y, sobre todo, las canciones de Serrat. Y ya de adolescente, embebido por la música en directo y sus aledaños, bailé con Tina Turner, acompañé a las palmas a Manolo García y coreé con Joaquín Sabina, que todavía gastaba voz de cantautor del metro, "Así estoy yo sin ti". Jamás olvidaré la actuación del jienense por las circunstancias en que se produjo: apenas cinco horas antes, los etarras Josefa Ernaga, Domingo Troitiño y Rafael Caride habían hecho estallar una bomba en el párking de Hipercor, asesinando a 21 personas e hiriendo a otras 45. Pasadas las diez, y cuando ya entre el público había calado la certeza de que el concierto se suspendería, Sabina salió al escenario con el propósito, modesto y revolucionario, de defender la alegría. "Después de lo que han hecho esos malnacidos no sabíamos qué hacer, si cancelar la actuación o qué hacer, pero luego nos hemos dicho que si hay un momento para cantar en Barcelona, para acompañar a los barceloneses en este día, ese momento es hoy." Viernes, 19 de junio de 1987: no lo busquen en YouTube.

En la Monumental fui feliz, ya digo, incluso viendo torear. Lo fui de forma tardía, teniendo en cuenta que mi abuelo había sido un gran partidario de Chamaco (como, por otra parte, lo fueron decenas de miles de barceloneses a finales de los cincuenta). Mi primer festejo fue un 18 de julio de 1993, y en él torearon César Rincón, Enrique Ponce y, casualmente, Chamaco II, que cuajó aquella tarde su única gran faena en Barcelona. Ahí estaba yo, batiendo palmas por el hijo cuarenta años después de que don Gabino de Paco hubiera celebrado al padre. Arena del revés cayendo sobre la arena. Los olés a Morante se apagaron al poco de que acabara la función. El aire siguió electrizado de rabia durante algunos minutos más.

En la corrida del día siguiente, la del 25, salieron a hombros el diestro Serafín Marín y los diputados Rafael Luna y Albert Rivera. En cierto modo, la Monumental acabaría propiciando la resucitación de un partido, Ciudadanos, que apenas un año antes apestaba a cadáver. No en vano, su líder jugó con astucia, tanto en el Parlamento como en la calle, la carta de la libertad, y sobre esos cimientos empezó a (re)construir un liderazgo que le convertiría en puntal de la política española. Aunque eso, ¿es ya otra historia?


Libertad Digital, 13 de marzo de 2016

El hombre del saco

JAIME GARCÍA - ABC
Albert Rivera y Pedro Sánchez deberían airear, sin más dilación, lo que saben de Rajoy. Porque algo deben de saber. De otro modo no se explica que veten al presidente en funciones con la saña con que lo están haciendo ni que difundan la especie de que Rajoy es una cosa y el PP otra. Muy grave ha de ser, en fin, eso que callan, para insistir como insisten en el requisito de que Rajoy dé paso a cualquier otro dirigente (suponemos que popular), en la certeza de que con ese otro sí habrá mimbres para trenzar un pacto de gobierno, sin que esté claro si lo que pretenden C's y PSOE es eso, un pacto de gobierno, o reformar el PP.
El paralelismo con Cataluña se antoja cada vez más evidente, si tenemos en cuenta que en dicha comunidad la CUP logró defenestrar a Mas cuando apenas faltaban pocas horas para la convocatoria de elecciones. Sin duda, a los estrategas de C's no se les escapa que también Mas pasaba por tener el partido bajo control, y que fue precisamente su guardia pretoriana quien, ante la posibilidad de que la repetición de los comicios siguiera erosionando a Convergència, le aconsejó que diera el ya célebre "paso a un lado". Así las cosas, si Mas terminó en la cuneta, ¿por qué no esperar que suceda lo mismo con Rajoy? Este, grosso modo, es el cálculo de los dirigentes de C's, quienes, a lo que parece, están al mando de las maniobras tácticas en su entente con el PSOE.
Dicho lo cual, aún es hora de que sepamos por qué, a ojos de la CUP, Mas era tan problemático. Máxime si recordamos que la formación ultraizquierdista quedó, de resultas de la negociación, hecha jirones, pues al relevo de los diputados De Jòdar y Busqueta se unieron la imposibilidad de disentir de Junts pel Sí y la cesión en prenda de otros dos diputados. Entre los argumentos, por cierto, que la CUP puso sobre la mesa para descabalgar a Mas hubo uno que se repitió con especial teatralidad: "Si Mas cree que un hombre es más importante que Cataluña...". Eso mismo exactamente ha venido a decir hoy Rivera: "Si el PP piensa que hay un hombre más importante que el país, está desaprovechando una oportunidad". No es el único fraseo que guarde cierto parangón. También C's y PSOE dicen de Rajoy que el hecho de ser el hombre de los recortes añade a su figura un aura indeseable, sin que ese simbolismo se haya traducido, por el momento, en algo más que un mohín de desprecio.


Libertad Digital, 8 de marzo de 2016

jueves, 3 de marzo de 2016

Slurrrrp

El beso de Iglesias a Domènech, que dejó el Congreso lleno de babas, no me pareció una expresión de fraternidad, sino el modo como el primero reafirmó públicamente su rol de diputado alfa. Así como cierta tolerancia no denota sino una relación de jerarquía entre quien tolera y quien es tolerado, ese beso, por su carácter de felicitación, de visto bueno, dio noticia de quién es el que manda y quién es el mandado. Tal vez hubo cariño, sí; como también lo hay en algunas formas de dominación. Iglesias, en fin, se arrogó la potestad de sancionar el (buen) uso de la palabra por parte de los subalternos que más se le igualan en rango, en un arrebato de caudillismo love parade del que se intuye el reverso: llegado el caso, en efecto, no escatimará aspavientos para manifestar su repudio.
Un beso, ay, que me llevó a la tarde, hace ya treinta años, en que
una conversación entre Flotats y Puicorbé en el Poliorama sembró la semilla de esta glosa.)

miércoles, 2 de marzo de 2016

De Logroño a Ramo Verde


Desde hoy a las 8:55 había una razón poderosísima para que Pedro Sánchez se ahorrara el paripé que pretendía endilgarnos, ese discurso a doble cara e interlineado sencillo que, más que de investidura, parecía de estatuilla, pues al candidato sólo le ha faltado derogar el cambio climático con efectos retroactivos. A esa hora, decía, Pablo Iglesias, quién sabe si tras la preceptiva "barrita con tomate, refresco y café con leche", y todavía dentro del bar, ha declarado: "La libertad de Otegi es una buena noticia para los demócratas. Nadie debería ir a la cárcel por sus ideas". Sólo la ignominia de la segunda oración y, por qué no decirlo, una cierta tumefacción ambiental explican que la primera haya pasado inadvertida. No, que Otegi esté en la calle no es una buena noticia para los demócratas. Véase, si no, la clase de demócratas que jaleaban al individuo a las puertas de la cárcel de Logroño, o a quienes lo han jaleado esta tarde en su pueblo, o a quienes lo jalearán, si nadie lo impide, el próximo sábado en San Sebastián. Cómparase, en fin, la postal riojana con la que protagonizó recientemente la portavoz de Libres e Iguales, Cayetana Álvarez de Toledo, a las puertas de la prisión de Ramo Verde, en Caracas, adonde había acudido para trasladar un mensaje de ánimo a un preso, éste sí, político. Ella misma transcribió la conversación en un reportaje que aún esta tarde parecía palpitar:

-¡Leopoldo, Leo! ¡Te estamos esperando! ¡Vas a salir muy pronto! ¡Libertad, libertad, libertad!
-¡Gracias, gracias por venir, por tu apoyo! ¡Fuerza, fuerza, fuerza! ¡Y libertad!

Acorralado por los peores resultados de la historia del PSOE en unas generales, Sánchez ha sabido jugar la baza que Rajoy le sirvió en bandeja al declinar el encargo del Jefe del Estado. Su sentido de la oportunidad le ha dado incluso para simular que dispone de un proyecto español. La comedia, no obstante, no habría tenido que ir más allá del exabrupto de Iglesias. No en vano, y descartado el Partido Popular (estamos ante un estratagema fundada sobre el sectarismo), no cabe más apoyo que el de un partido que no sólo considera seriamente que en España hay presos de conciencia; además, no reconoce a quienes sí lo son.


Libertad Digital, 1 de marzo de 2016