jueves, 27 de febrero de 2014

Deja de tocar el timbre, Mariano

Con el anuncio de la tarifa plana de 100 euros, Rajoy pareció entregarse a una retórica a medio camino entre el teletienda y la autoayuda. "¡El impulso a la creación de empleo neto más importante de nuestra historia!", "¡Estaríamos hablando de una rebaja en las cotizaciones sociales de un 75%!". Los signos de admiración son míos, claro; es fama que el presidente es alérgico al tremendismo, por lo que cabría achacar tan sicalíptica fraseología a Jorge de Moragas, el García Asensio de la orquesta popular. La diferencia entre esa cuña mitinera y el resto del discurso, por cierto, habría de hacer reflexionar a la clase política (y sobre todo a sus escribas) sobre la obscenidad de que haya una oratoria para sus iguales y otra, bastante más laxa y vulgar, para la ciudadanía. O lo que es lo mismo: que en el hemiciclo prime el decoro y en la plaza de toros, el prometer, prometer hasta meter.

Aquerenciado en el mantra del registrador ("razones sólidas para alimentar una esperanza fundada", "éstas son sólo algunas de las más importantes medidas que jalonan la agenda de reformas para el crecimiento en los próximos meses"), Rajoy tan sólo se permitió otra chiquiticalzada. ¿O acaso sólo a mí me pareció que hablaba, con el cuajo legendario de un escritor que fuera rebautizando las piedras, de "revolución silenciosa"? Sustituyan la siembra de comas por la maquinal invocación a sus señorías y estaremos, en efecto, ante el espectro del último político del XIX.

No dejó de sorprenderme, eso sí, que fuera el mismo Rajoy quien embridara sus presuntos logros; que, al término de cada uno de esos hits de ayer, hoy y siempre, hiciera un receso para decirse: "¡Pero no hemos de caer en triunfalismos!". Fue, sin duda, su mayor golpe de ingenio, pues no hacía sino subrayar que él es, además de presidente, la única oposición plausible (entiéndanme: oposición en el sentido en que Norman Bates fue oposición a su madre), en espera de que Movimiento Ciudadano, Vox o el crecimiento de UPyD hagan del Parlamento un lugar más parecido a España.



Libertad Digital, 25 de febrero de 2014

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