viernes, 31 de enero de 2014

El licenciado y sus licencias

Hasta hace apenas 48 horas, el currículo del exportavoz de C’s en el Parlamento Jordi Cañas solía llevar cosido el sintagma "Licenciado en Historia". Así consta, sin ir más lejos, en la ficha de diputado de dicha institución, en que, bajo el epígrafe "Formación y actividad profesional", leemos: "Licenciado en Historia por la Universidad de Barcelona". Obviamente, la mera condición de licenciado (¡menos aún la de licenciado en Historia!) no genera ingreso alguno. Tal vez por ello el diplomilla figura acompañado de lo que, supuestamente, sí procura unos honorarios: "Profesional liberal y tertuliano habitual en diversos programas de televisión". Supongo que con semejante brochazo semántico (liberal, habitual, diversos) el diputado ciutadanista pretendía dar a entender que el de político no era su único oficio conocido. No fuera el pueblo a confundirle (¡a él!) con un profesional de la cosa.

Pero de eso, ya digo, hace 48 horas. Ahora sabemos que Cañas, además de licenciado en Historia y otras diversidades, fue socio de las empresas inmobiliarias S. Y. Servei Immobiliari e Inversiones Manais 2002, ambas dedicadas a la compra-venta, edificación, rehabilitación, arrendamiento, tenencia y administración de bienes inmuebles. Respecto a Manais 2002, por cierto, el último balance presentado en el registro, que data de 2007, refleja un rango de ventas de "entre 1,5 y 3 millones de euros". No deja de llamar la atención, máxime teniendo en cuenta el modo como Cañas ha encarnado, por así decirlo, el ciudadanismo de rostro humilde.

En cierta ocasión, en una de sus clases en la facultad de Periodismo, el profesor Iván Tubau explicó que había dos clases de escultores: los que obraban por adición y los que lo hacían por sustracción. Tuve entonces la vaga impresión de que Tubau no hablaba únicamente de arte, de que en su disertación, de hecho, la escultura era la última de sus preocupaciones. Hoy estoy en condiciones de asegurar de que había en sus palabras un mensaje cifrado. 

Vean, si no, los casos de Joana Ortega y Jordi Cañas. Como recordarán, la vicepresidenta del Parlamento autonómico dijo ser licenciada en Psicología cuando aún le faltaban dos asignaturas por aprobar, en lo que, según el paradigma Tubau, constituye un caso de flagrante (y ridícula) adición. Cañas, en cambio, ha falseado su currículo por sustracción, esto es, subrayando en fosforito su licenciatura en Historia y anotando con tinta simpática su verdadera ocupación: la de promotor inmobiliario, bastante más lucrativa que la de licenciado en Historia, pero también menos ilustrada y, por qué no decirlo, menos cool.

Una de las derivaciones de esta clase de fraudes es estrictamente académica: urge ampliar el sentido de la expresión "un hombre hecho a sí mismo".


Libertad Digital, 22 de enero de 2014

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