lunes, 20 de junio de 2016

Podemos para 'dummies'


No había un cineasta más indicado que Fernando León de Aranoa para filmar la génesis y el ascenso de Podemos, pues su producción cinematográfica (Barrio, Los lunes al sol, Princesas) no deja de ser un pertinaz escudriñamiento en ese gran contenedor llamado España. De hecho, Política, manual de instrucciones arranca con una salva de imágenes de desahucios que bien podrían proceder de la filmografía del autor, y que componen un prefacio en la mejor tradición de Michael Moore, aunque, eso sí, sin su miasma grasienta. En cualquier caso, y a semejanza de las propuestas del cinepredicador de Michigan, el film de Aranoa es un making of cuyo único sentido, en verdad, es la ocultación.

Para empezar, la del origen de la formación morada, que Aranoa presenta como una suave decantación de la Historia, una excrecencia lógica en la que, faltaría más, no intervienen el favor del chavismo, el patrocino iraní o el amparo de las televisiones privadas. No, en el manual del laureado director no ha lugar a rugosidades ni claroscuros, como, por otra parte, sucede con todos los documentales en los que el objetivo es, antes que mostrar, educar. Una España asolada por la crisis (paro, hambre, peste bubónica) se echó a la calle y cuatro profesores canalizaron la protesta. Así, como un Podemos para dummies, discurre Política, manual.., que no por casualidad describe a Ciudadanos de modo torticero, al aceptar como válida la tesis de Juan Carlos Monedero: "Dado que la batalla política abandonaba el eje izquierda-derecha y pasaba a dirimirse entre lo viejo y lo nuevo, el sistema ha generado su propia novedad". Que la fundación de Ciudadanos se remonte a 2006, o que el partido naciera a pesar de eso que Monedero llama 'el sistema' (y que, como en el Blues del amo de Antonio Gamoneda, cada vez se parece más a él) no supone inconveniente alguno para León de Aranoa, que deglute la palabrería podemista sin interponer una sola aduana.


El escamoteo también alcanza a las consignas: a los 20 segundos del documental ya hemos oído tres veces la palabra 'gente', mientras que el término 'populismo' llega mediado el metraje y por boca de Monedero, que expone sus reticencias respecto a la 'hipótesis populista' de Íñigo Errejón. Según Política, manual..., las diferencias tácticas entre ambos habrían redundado en el abandono de la primera línea por parte del primero, cuyo intento de fraude tributario queda enmarcado en el hostigamiento del Gobierno y los medios desafectos. Peor suerte corre Sergio Pascual, reducido a la condición de figurante en una asamblea con dirigentes autonómicos (¡o nacionales!, dado el sustrato antiautonomista del Podemos!). Con todo, la ausencia más clamorosa (y, dicho sea, incomprensible) es la de Tania Sánchez, que ha sido borrada de un plumazo cuando, durante el periodo que registra la película, era aún la hembra alfa de Pablo Iglesias.


Mentiríamos, no obstante, si dijéramos que Aranoa lo esconde todo. No en vano, Política, manual...ilumina como pocas veces se ha visto la desfachatez de Errejón, protagonista estelar de la película. El pensador de guardia de Podemos no tiene empacho en admitir que las proclamas de su formación son algo demagógicas, sí, pero y qué; de lo que se trata, alega, es de construir sentido a partir de la emoción. O, por decirlo en castellano férreo, de tomarse las licencias que hagan falta para levantar el Gran Relato General. Así, por ejemplo, habla de cómo los abuelos que hicieron la transición tienen que ir a los aeropuertos a despedir a sus pobres nietecitos, que se marchan al extranjero en busca de trabajo. ¿Exagerado? Aquí lagente lo ha pasado mal y toda la pirotecnia es poca. Este trilerismo, no lo olvidemos, obtuvo 5 millones de votos el 20-D y va camino de los 6 el 26-J. A él obedece también la progresiva pérdida de atributos delsocialdemócrata Iglesias, a quien en Política, manual... todavía vemos con la pulsera venezolana y el adhesivo de Syriza en el móvil.


El verdadero trazo grueso, no obstante, se reserva para los archienemigos de Podemos, frente liderado por Eduardo Inda y Alfonso Rojo, con accésit honorífico para José Antonio Bermúdez de Castro, ya saben, el político del PP que, en un canutazo en el Congreso, conminó a los quincemesinos a presentarse a unas elecciones, y cuya indisimulada arrogancia ocupa un lugar de privilegio en la historiografía podémica. Tanto es así que Alcaldessa, el documental sobre cómo se forjó la candidatura de Ada Colau al Ayuntamiento de Barcelona, y que culmina con su proclamación como alcaldesa de la ciudad, incrusta el mismo canutazo en una narración sustancialmente idéntica, ya saben: en un país devastado por la crisis (aquí, imágenes de desahucios), una mujer tan sencilla como valerosa lideró la rebelión de la gente. La gran diferencia respecto a Política, manual... es que Alcaldessa, firmado por Pau Faus, se centra casi exclusivamente en la figura de Colau, haciendo hincapié en los peajes de orden familiar y moral de lo que ella misma denomina 'política institucional', bastante menos auténtica que el activismo callejero que practicaba en la PAH. Por lo demas, si en Política, manual..., la emotividad tiene algo de cálculo, en Alcaldessa resulta en hemorragia. Las sesiones de videoconfesionario que van trufando la filmación dan rienda suelta a la vena sensiblera de Colau, que no escatima una lágrima al espectador. También vemos llorar a su marido, Adrià Alemany, y a muchos de sus seguidores, en lo que, a medida que transcurre el documental, va asemejando un psicodrama colectivo que acaba poniendo la platea perdida, y que revela hasta qué punto estos nuevos políticos se hallan imbuidos de la certeza de estar protagonizando una misión histórica. No hay episodio, por ordinario que sea, que no merezca el gimoteo de Ada y los suyos, ya se trate del reencuentro con los héroes de la PAH, un 'sí-se-puede' coreado por la multitud o el arrumaco de sus más cercanos colaboradores... La feminización de la política, al cabo, pasa indefectiblemente por el vedettismo sentimental.


Como en una performance setentera, el final lo escribe el público, que en las dos sesiones a las que fui rompió en aplausos y 'sí-se-puedes'. En el caso de Alcaldessa, que se proyecta en el cine Verdi, en el corazón del barrio de Gracia, el arrobamiento alcanzaría niveles ciertamente nirvánicos al confundirse la película sobre Colau con la que en ese momento interpretaban los okupas en plena calle. Y todo, a su vez, con la realidad.



El Mundo, 17 de junio de 2016

No hay comentarios:

Publicar un comentario