Se
sospechaba que era mucho, pero no sé si tanto. El director, Eugeni
Sallent, cobró en 2012 un sueldo bruto de 164.000 euros anuales y su
predecesora en el cargo, Mònica Terribas (Sallent fue designado en
abril de 2012) rondaba los 210.000. Hablamos, claro está, de TV3,
más conocida como La Menjadora (el comedero). Después de años de
reclamaciones de algunos diputados autonómicos, la Corporación
Catalana de Medios Audiovisuales al fin ha publicado la relación de
salarios de los empleados.
Los
de directivos como Sallent o Terribas llaman la atención, pero el
dispendio se aprecia a la clara en las categorías salariales más
bajas, dicho sea con todas las comillas. Un conserje, 25.000 euros
anuales; un ayudante de vestuario, 32.000; un ayudante de
ambientación, 34.000; un chófer, 40.000. La zona más erógena del
listado llega, como no podía ser de otro modo, con los lingüistas,
que se llevan 42.000. Y subiendo. Un redactor raso está en 46.000;
un redactor jefe, en 71.000, y un jefe de deportes, en 75.000.
75.000, sí, han leído bien. A la luz de las cifras, convendrán
conmigo en que el problema no es que el director general gane
164.000, sino que los cuatro jefes de área con que cuenta Deportes
se repartan un botín de 75.000. Y eso sin contar la infinidad de
complementos salariales: bienios, trienios, nocturnidad, flexibilidad
mensual, flexibilidad semanal, avance de jornada, horas extras, plus
por festivo compensado, plus por festivo no compensado, etc.
Estamos
hablando de una televisión que desde su puesta en marcha, el 10 de
septiembre de 1983, no ha dado una sola exclusiva, una mísera
noticia digna de tal nombre, nada, en fin, que pueda importunar al
poder. Hace poco, el singular Jaume Barberà (¿80.000?¿90.000?)
entrevistó en su programa a la monja benedictina Teresa Forcades y
al altermundista Arcadi Oliveres, promotores de una plataforma
asamblearia por el 'dret a decidir'. No hace falta decir que el
tercer promotor, si no el único y real, era Barberà, que les cedió
el plató en horario de máxima audiencia para que diseminaran sus
majaderías. Pensé entonces en la cantidad de sandeces que auspicia
TV3, la cantidad de simplezas que, de no mediar ese altavoz, estarían
condenadas a la marginalidad. Pensé también en las dificultades que
arrostró Ciutadans en sus inicios, cuando, con el pretexto de que no
era una formación parlamentaria, TV3 vetó los actos del partido.
Cerca
de 2.700 empleados dedicados, como dijo Ramón de España en uno de
sus más felices artículos, al casteller, al boletaire, al culé y
al independentista. Imagínense que en TVE trabajaran 50.000
individuos, y que no tuvieran otro objetivo que promover la unidad de
España. Bien, pues eso, en cierto modo, es TV3. Lo que nunca había
entendido eran las ínfulas de algunos de los empleados. Ahora, tras
la publicación de los salarios, al fin lo entiendo.
Libertad Digital, 24 de abril de 2013
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