En declaraciones a un grupo de periodistas, el consejero de Interior de la Generalitat de Cataluña, Miquel Buch, ha mostrado de manera confianzuda su xenofobia y, ni que decir tiene, la del Gobierno al que pertenece. Por cierto, no busquen el vídeo en TV3. Sí, es verdad que uno de los informadores de la casa está presente en la comparecencia, como se aprecia en la maraña de alcachofas que rodea al conseller, pero la pieza en cuestión no se ha visto en ninguno de los Telenotícies ni se halla disponible en la parrilla de vídeos de la web.
El porqué es obvio: se trata de evitar que la audiencia de TV3 vea cómo Buch rediseña de un canutazo las fronteras de Europa, dejando a Cataluña fuera del Estado Español, es decir, desfigurando incluso el sentido que el nacionalismo reserva a su circunloquio favorito, l’Estat Espanyol. La censura tiene su miga, y no sólo porque presuponga a la audiencia de TV3 un prurito de objetividad. También, por la operación que se adivina al trasluz. No me resisto a imaginarme al jefecillo: “Això no ho doneu, que encara els faríem un favor. [Esto no lo deis, que aún les haríamos un favor]”.
Luego, ellos saben. Siempre han sabido. Tal vez les falte elaborar la sospecha y concluir que Buch es un rústico al que ni siquiera cabe reprochar que haya sacado al supremacista que lleva dentro; no, en su caso todo está bien a la vista. Pero no ignoran la naturaleza de material con el que trafican. El problema, con todo, rebasa el ámbito de esa tele, e incluso la del resto de los medios de comunicación alineados con el golpismo (‘Lo volveremos a hacer’; el escándalo que habría supuesto, en 1981, un anuncio de estas características en cualquier servicio público. Las tragaderas, sí; también las nuestras.)
Buch dice ante al menos diez reporteros (TVE, Telemadrid, Atresmedia, RNE, TV3, Canal 21, ACN,…): “Es normal que cuando un país tiene un fuego de estas características, nos ayudemos mutuamente los vecinos. Si estuviéramos en el Ampurdán, seguramente nos ayudaría el Estado Francés, y ahora estamos en el Ebro, tocando al Estado Español, y cualquier ayuda puede ser buena. Igual haríamos nosotros si el fuego estuviera en su lado”. Y nadie que replique: “Consejero, está usted mintiendo”. Diez reporteros. Y ninguna aduana.
Voz Pópuli, 1 de julio de 2019
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