Si el nacionalismo sigue adelante con su idea de suspender o
boicotear el alumbrado navideño, la efeméride se verá inexorablemente
contaminada por la retahíla de mentiras sobre la que se ha levantado el
procés, al modo en que un vertido tóxico contamina el agua de toda una
comarca o un gramo de ficción arruina un alijo de verdad. La Navidad es
una celebración eminentemente infantil, que infunde, con arreglo a una
liturgia narrativa, un soplo de fantasía en los niños en la misma medida
en que inocula la nostalgia en los adultos. En ese fascinante relato
que, año tras año, alfombra la vida, la sedición planea incrustar su
agravio, convirtiendo la estrella de Oriente en estelada o acaso
caracterizando a España como Estado Grinch: ens roben, també, el Nadal. Al
cabo, si el 26 de agosto pisotearon la memoria de las víctimas del
terrorismo, por qué iban a tener reparos en reventar la Navidad. Yo
tampoco los tendría si viviera en un país donde hubiera presos de
conciencia, el fascismo campara por las calles apaleando ancianas y la
policía violara los derechos humanos de forma sistemática. A estas
alturas, TV3 debe de estar ideando un programa para la ocasión, acaso
titulado ‘Un Nadal diferent’, en que un albà o una moliner o un mainat
desfiguren el mito siguiendo un tutorial de, pongamos, la ANC.
Sabed,
criaturas, que unos señores de Madrid han encarcelado a nuestros
gobernantes por haber animado al pueblo a votar. ¡Nada menos que a
votar, a manifestar una opinión introduciendo una papeleta en una urna!
Jordi, Oriol, Josep, Carles… tendrán que pasar la Navidad lejos de
Cataluña y su familia, en cárceles donde el resto de los presos y los
guardias se ríen de ellos y les insultan cuando hablan catalán. Así que
se nos ha ocurrido que, puesto que ellos no disfrutarán de las fiestas,
nosotros, los catalanes que sí podemos celebrarlas, las celebremos de un
modo distinto, y así hacerles saber que por muy lejos que estén, por
muy tristes que se sientan, nosotros estamos a su lado. Por ello, este
año no habrá alumbrado navideño. Os preguntaréis: ¿Y si, al estar a
oscuras, Papa Noel y los Reyes Magos pasan de largo? No os preocupéis.
Hemos hablado con ellos y han comprendido que nuestra Navidad sea
diferente. Es más: nos han prometido (¡esto es un secreto, eh!) que
también les dejarán regalos a Jordi, Oriol, Josep, Carles…
The Objective, 9 de noviembre de 2017
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