viernes, 23 de noviembre de 2018

Un gargajo microcósmico

En el VAR no se aprecia que el tal Salvador escupiera a Borrell (bien pudo tratarse de un esputo de fogueo, tal vez un simple carraspeo de carga), pero lo asombroso es que fuera verosímil que lo hubiera hecho, que la posibilidad, en fin, de que un diputado de ERC le soltara un salivazo a un diputado socialista no fuera inimaginable. Para calibrar la deriva tabernaria de Rufián y sus secuaces basta con evocar al caballero Francesc Vicens. No nos pase por alto el aspecto más revelador del incidente: ambos, escupidor y escupido, son catalanes.

Por lo demás, llama la atención que los vecinos de asiento del ministro apenas afectaran un resto de indignación, y sobre todo que no lo hiciera Delgado, cuando en los últimos meses, y ante las legítimas reprensiones de representantes de Ciudadanos o el PP, nos ha deleitado con un patético repertorio de muecas y retorcimientos.
 
Para cálculo inmoral, no obstante, el de Sánchez, cuyas omisiones se escriben con tinta simpática. La del miércoles rezaba más o menos como sigue: “Borrell es un político de una pieza, uno de los más brillantes parlamentarios que ha dado el Congreso y, sobre todo, un catalán modélico, comprometido sin ambages, y en todos los frentes, con la defensa de la Constitución, es decir, con la defensa de la libertad. Eso, en definitiva, es lo que les irrita a golpistas como Rufián”. Fíjense, ni siquiera habría tenido que especular con si hubo o no hubo gargajo.

Dicho lo cual, y si Borrell es tan íntegro y ejemplar como damos en suponer, resulta incomprensible que permanezca un segundo más en un Ejecutivo cuyo jefe no sólo rehúye defenderle, sino que además achaca el ataque a la crispación alentada por la derecha, en un razonamiento que nada tiene que envidiar al del eclesiástico que, recientemente, responsabilizó de los abusos a monaguillos a la laxitud ambiental de nuestra era.

(Coda: Dado que a Sánchez se le entiende todo, les adelanto la siguiente omisión: "Como no puede ser de otra manera, la cooperación con Cuba está supeditada al cese de la persecución de los disidentes, al respeto a los derechos humanos y al aperturismo democrático. Lamentablemente, la llegada al poder de Díaz Canel no se ha traducido en ningún avance al respecto".)

Voz Pópuli, 23 de noviembre de 2018

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