Tras saberse que Carlos Mulas, a la sazón director de la Fundación Ideas, había contratado artículos por valor de 60.000 euros a una ensayista fantasma, Amy Martin, tras la que se escondían él mismo y su esposa, Jesús Caldera le destituyó. Además, el PSOE, formación a la que pertenecía Mulas, le abrió un expediente de expulsión. Ambos baldones convertirían en un pellizco de pigmeo el hecho de que el secretario de Organización del PSOE, Óscar López, tildara a Mulas de "golfo".
Luis Bárcenas cesó en 2009 del cargo de tesorero del Partido Popular después de que se destapara su implicación en el caso Gürtel. Un año después, renunció a su escaño en el Senado y solicitó su baja como militante del partido (si bien siguió cobrando 'indemnizaciones diferidas' hasta 2013, según admitió en su peculiar neolengua la secretaria general de la organización, María Dolores de Cospedal). La supuesta existencia de una contabilidad B y el presunto pago de sobresueldos a los dirigentes de partido acabarían dejando a Bárcenas sin más asidero que el de su remoquete, que aún sufriría una postrera trasposición como consecuencia del desprecio de los suyos: Luis el Cabrón pasó a ser, ya para los restos, el Cabrón de Luis.
Luego de la confesión de que llevaba 34 años ocultando al fisco "un dinero ubicado en el extranjero", Jordi Pujol renunció al sueldo y a la oficina que tenía asignados como ex presidente, al título honorífico de presidente fundador de CDC y de CiU, al tratamiento de "Muy Honorable Señor" y a las medallas de oro de la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona.
A lo que no ha renunciado Pujol es a la militancia en Convergencia Democrática de Cataluña, partido al que sigue adscrito a 31 de agosto de 2014, esto es, 36 días después de que admitiera públicamente que era, cuando menos, un defraudador, y no sólo en lo que atañe a la herencia paterna. Dado el personaje y su circunstancia, no hay que descartar la posibilidad de que "no haya encontrado el momento" para solicitar la baja de CDC. Pero, ¿y sus dirigentes? ¿Tampoco ellos han tenido ocasión de cursar el expediente? ¿O acaso están incapacitados para arrostrar semejante autolesión? Eran tantas las capas de la cebolla, tantas las prebendas de que gozaba el páter, que en su intento de remisión (¡al cabo, una expiación!), ha olvidado rendir la más afrentosa: su militancia.
Zoom News, 1 de septiembre de 2014
Luis Bárcenas cesó en 2009 del cargo de tesorero del Partido Popular después de que se destapara su implicación en el caso Gürtel. Un año después, renunció a su escaño en el Senado y solicitó su baja como militante del partido (si bien siguió cobrando 'indemnizaciones diferidas' hasta 2013, según admitió en su peculiar neolengua la secretaria general de la organización, María Dolores de Cospedal). La supuesta existencia de una contabilidad B y el presunto pago de sobresueldos a los dirigentes de partido acabarían dejando a Bárcenas sin más asidero que el de su remoquete, que aún sufriría una postrera trasposición como consecuencia del desprecio de los suyos: Luis el Cabrón pasó a ser, ya para los restos, el Cabrón de Luis.
Luego de la confesión de que llevaba 34 años ocultando al fisco "un dinero ubicado en el extranjero", Jordi Pujol renunció al sueldo y a la oficina que tenía asignados como ex presidente, al título honorífico de presidente fundador de CDC y de CiU, al tratamiento de "Muy Honorable Señor" y a las medallas de oro de la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona.
A lo que no ha renunciado Pujol es a la militancia en Convergencia Democrática de Cataluña, partido al que sigue adscrito a 31 de agosto de 2014, esto es, 36 días después de que admitiera públicamente que era, cuando menos, un defraudador, y no sólo en lo que atañe a la herencia paterna. Dado el personaje y su circunstancia, no hay que descartar la posibilidad de que "no haya encontrado el momento" para solicitar la baja de CDC. Pero, ¿y sus dirigentes? ¿Tampoco ellos han tenido ocasión de cursar el expediente? ¿O acaso están incapacitados para arrostrar semejante autolesión? Eran tantas las capas de la cebolla, tantas las prebendas de que gozaba el páter, que en su intento de remisión (¡al cabo, una expiación!), ha olvidado rendir la más afrentosa: su militancia.
Zoom News, 1 de septiembre de 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario