lunes, 26 de mayo de 2014

Bicicleta, independencia, manzana

El ex presidente de la Generalitat de Cataluña, Pasqual Maragall, acudió ayer al mitin central de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), celebrado en Barcelona. Maragall, enfermo de alzhéimer desde hace más de siete años (la enfermedad le fue diagnosticada en 2007), fue ovacionado por las aproximadamente mil personas que asistían al acto y recibió abrazos de la plana mayor repúblicana; el presidente del partido, Oriol Junqueras; la portavoz del grupo parlamentario, Anna Simó; y Jordi Carbonell, líder histórico de dicha formación. No resulta improbable que el ex dirigente socialista no recordara quiénes eran los individuos que se le abrazaban. Hace dos años que su esposa, Diana Garrigosa, había descrito con insólita desenvoltura lo que ya entonces no parecía sino el curso natural de una devastación: "Si Pasqual no recuerda a alguien, lo abraza igualmente".

Sea como sea, la presencia de Maragall en el mitin de ERC resultó una pantomima no muy alejada de las que llegó a protagonizar en los noventa el malogrado Poch, frontman de Derribos Arias. Cuando contaba veintipocos, al genial e irreverente Poch le fue detectada la enfermedad de Huntington, un trastorno neurodegenerativo que, en su caso, se agravó por el consumo de drogas. En octubre de 1989, cuando los estragos de la demencia que acabaría con su vida lo habían convertido en una suerte de guiñol, Poch fue ‘invitado’ a subir al escenario en un macroconcierto 'contra la droga' celebrado en el estadio de Montjuïc. Se trataba, ay, de que el público observara de primera mano los efectos del uso masivo de estupefacientes.

Ignoro qué ha intentado demostrar ERC, pero antes que la moralidad de sus dirigentes me interesa la de la familia. En verano de 2008, los Maragall ordenaron guillotinar 10.000 ejemplares de la obra Pasqual Maragall. El hombre y el político, de Esther Tusquets y Mercedes Vilanova. Tal como destapó Arcadi Espada, al texto que finalmente llegó a las librerías se le habían amputado 20 páginas. Los fragmentos que la familia mandó suprimir incluían pasajes de la autobiografía (inédita) del padre de Pasqual, Jordi Maragall, en que éste hablaba, ahí es nada, de cuán raros y felices fueron los días de la "liberación" de Barcelona.

"Son ya los días de las caras alegres y de las noches cerca de la radio. El fin de la guerra que se acercaba nos tenía obsesionados. Todo va tomando un ritmo extraño. Nadie tiene ya miedo de nada y la irregularidad es absoluta en todo. Pocos días después vino la liberación de Barcelona, que coronó con su extrañeza el cúmulo de cosas extraordinarias que nos venían sucediendo. Estuvimos varios días sin clara conciencia de nuestra situación y por fin el 3 o 4 de febrero de 1939, Basi y yo nos instalamos en esta casita de Ernest, en la que puede decirse que empezamos una nueva vida, con los dos niños y con gran paz y tranquilidad."

Según precisó entonces Diana Garrigosa, a la familia también le incomodaron algunos aspectos escabrosos relativos al alzhéimer de Maragall, y en los que se abundaba en cómo algunos dirigentes socialistas se habrían encargado de filtrar la noticia de que aquél padecía la enfermedad.


La liberación de Barcelona y algunos aspectos escabrosos relativos al alzhéimer, y donde, por lo visto en el mitin de ERC, lo segundo no era más que un redondeo.


Zoom News, 19 de mayo de 2014

No hay comentarios:

Publicar un comentario