martes, 29 de noviembre de 2016

Crónicas cubanas IV

¿Castristas en España? ¡Que los manden para acá!


JMADP y María Espada | La Habana. El valenciano de cincuenta y tantos que tenemos en la mesa contigua, en un paladar de Línea junto a Presidentes, no ceja en su empeño de que le sirvan una cerveza. "Pero a ti qué te cuesta", le dice a la camarera. Incluso la mulata de veintitantos que le acompaña parece incómoda ante su insistencia, que incluye humoradas del tipo: "¿Y un riojita?", a las que sigue su propio, denigrante carcajeo. Enfrente, en el restaurante Decamerón, no se ve un alma. Un grupo de americanos se asoma a la verja que separa la terraza del paladar de la acera, atraídos por una tele que ofrece imágenes de la NBA. El hecho de que den baloncesto en lugar de discursos históricos de Fidel (¡cuál no lo fue!) les ha hecho pensar (¡benditos!) que aquí no rige la ley seca. La decepción, de tan amarga, resulta hilarante.

Quien no se rinde es nuestro valenciano: "¿Y si la escondo en la mochila y le voy dando traguitos? ¿Qué te cuesta?". Durante el día, nos hemos cruzado con grupos de turistas marchando como en procesión; cruzando, en algún caso, miradas suplicantes, perentorias, con los lugareños: son las que distinguen, en cualquier lugar del mundo, a quienes andan buscando su dosis, no importa de qué. Que sepamos, sólo en los llamados hoteles de pulsera de Varadero, Trinidad y otras localidades hiperturísticas se puede tomar alcohol. Siempre, claro está, que lleves pulsera. En La Habana, en cambio, el cerrojazo es absoluto. De ello se ocupan, además de la conciencia revolucionaria de la población, los miles de policías que hay distribuidos por las áreas más bulliciosas de una ciudad que es el culmen del bullicio. O lo que es lo mismo: en cada esquina, al menos un joven uniformado anda al acecho, con gesto sumarísimo, del menor conato de júbilo. Ello no impide a los Smith de la televisión nacional achacar "el vacío, casi desolación, de algunas calles de La Habana a la profunda pena de los habaneros por la muerte del Comandante". Por lo demás, la retórica cuántica prosigue su curso:

Fidel ha muerto sin morir, porque vive en nuestros corazones. Es decir, ha muerto, pero sólo, y que esto quede bien claro, en un sentido físico.

Capital mundial del chisme, éste es el ranking matutino: 1) Fidel llevaba muerto ya unos días pero lo anunciaron el viernes para que su muerte coincidiera con la partida del Granma de México a Cuba. 2) Fidel llevaba muerto ya unos días, pero retrasaron el anuncio para que les diera tiempo a organizar las exequias. Y 3), nuestro favorito: Fidel no ha muerto; todo esto lo ha montado él mismo para ver si los cubanos lo queríamos de verdad.

De vez en cuando, entre el toda-La-Habana-comenta se cuela una noticia, digamos, veraz. La que hoy echa candela por el Malecón es la trifulca entre castristas y anticastristas frente a la embajada cubana en Madrid, que la tele ha difundido sin escatimar detalle, presentándola como un ejemplo de internacionalismo. Carla, la chica de la limpieza de nuestra anfitriona en La Habana, abrocha la crónica: "A todos esos castristas que tienen ustedes en España, ¿por qué no los envían para aquí a vivir como nosotros?". Otro internacionalismo, éste sí, inapelable.

Una de nuestras últimas estaciones es el hotel Habana Libre, joya hostelera del castrismo, y en cuyos bares, según nos dice una conocida, sí que sirven mojitos. Así es, en efecto. La prensa internacional, con sus cámaras, sus credenciales y su prosopopeya, se ha hecho fuerte en el hall, y corren los mojitos, los daiquiris y la cerveza. Pido dos mojitos: "Estamos de duelo, señor, y los mojitos sólo son para los clientes. ¿Son ustedes clientes?".


Libertad Digital, 29 de noviembre de 2016

lunes, 28 de noviembre de 2016

Crónicas cubanas III

La Habana es un sepulcro envuelto en banderas


JMADP y María Espada | Trinidad-La Habana. El tribunal académico que tenía que calificar la tesis de graduación de Mariela, la novia de un primo de Yasmín, no le permitió abrir la boca. "La universidad es para revolucionarios y usted no lo es". Tras cuatro años de estudios universitarios, ése fue el precio que pagó Mariela por pertenecer a una familia de la corriente opositora Proyecto Varela. A Yasmín no le extrañó la represalia: "¡El Proyecto Varela! Ya son ganas de buscarse problemas".

Yasmín prefiere estar en paz con la Revolución. No hace ni diez minutos, una anciana mulata de pelo estropajoso ha llamado a su puerta y le ha susurrado algo. Era la delegada del CDR de su cuadra, que le informaba acerca de la posibilidad de firmar en el libro de condolencias por la muerte de Fidel, habilitado al efecto en un colegio de Trinidad. Yasmín firmará, claro, porque no hacerlo es buscarse problemas.

Son las 7 de la mañana del lunes 28 de noviembre, primer día de escuela tras el óbito. Los escolares cubanos, a diferencia de los españoles a la muerte de Franco, no recordarán estos días por la ausencia de clases. Al cabo, el solo hecho de ir a la escuela es un acto revolucionario y, por ello, la mejor forma de honrar la memoria del Líder Supremo.

La que escogió anoche el sexagenario Jorgito fue más ortodoxa. Cocido a buchitos de ron desde las cinco de la tarde, a las ocho brindó por Fidel ("mi amigo, su hermano") y, al punto, en un alarde de objetividad, se dio a enumerar las deficiencias del régimen, haciendo hincapié en el "tremendo" error que ha supuesto, en los últimos años, dar tanta libertad a los pájaros, que es el modo como en Cuba se designa a los maricones. Jorgito es cochero de turistas, vive solo y tiene satisfechas sus necesidades básicas, esto es, el alcohol y, de cuando en cuando, 20 minutos de amor a 10 cucs (el peso convertible, unos 10 euros). Cómo iba a tener otras si Fidel, al poco de llegar al poder, repartió refrigeradores, lavadoras y televisores entre todos los cubanos. Y gratis. El luto, obviamente, también rige para Jorgito, mas embotellado en agua mineral. A las putas va a ser más difícil camuflarlas. Sobre todo porque en Cuba no hay putas.

Mientras esperamos al chófer del colectivo que nos ha de llevar a La Habana, prosigue en la tele el maratón fidelista. Son ya 56 horas de loas al comandante y es el turno de una corresponsal en algún país iberoamericano (Ecuador, creo entender). "Y en cuanto aquí se supo la noticia, el cielo se cerró y cayó un aguacero impresionante, el mayor, estoy segura, en mucho tiempo, como si la naturaleza también quisiera sumarse al homenaje a Fidel".

Para realismo mágico, sin embargo, el de Julio, 35 años, nuestro chofer de hoy. "Hace diez años me eché al mar tres veces en una balsa y el mar me devolvió las tres. Esta isla, amigo, es una prisión rodeada de agua, usted me entiende. Ahora tengo esposa y un hijo y sigo tratando de salir, pero por otra vía: una visa, ayuda de algún amigo de Miami, un contrato de trabajo en México... Lo que Dios provea".

Vamos lanzados por la autopista porque Julio debe llegar antes de las 11 a un punto de recogida para dejar a los dos alemanes que viajan con nosotros. Si no llega a esa hora, el día se le complica. Un bucle de canciones de Bisbal ameniza el trayecto. Por lo demás, autopista, punto de recogida y complicación son términos tan orientativos como ameniza. Reflexiono en voz alta sobre el inmenso porcentaje de cubanos que no conoce ningún otro país. "Le asombraría", apostilla Julio, "el inmenso porcentaje de cubanos que no conocen Cuba... La cantidad de habaneros que no conocen Cienfuegos, o la cantidad de cienfuegueros que no conocen Santiago. De eso se habla poco y también es bastante revelador del país de mierda que es esto".

Al poco de entrar en La Habana, vemos las primeras marchas de pioneros hacia la Plaza de la Revolución. Algunas de esas columnas están encabezadas por pancartas. "Viva Cuba libre". "Fidel vive". "Hasta siempre, Comandante". La ciudad es un sepulcro envuelto en banderas y ni siquiera el obvio paralelismo con cualquier paisaje catalán resulta tranquilizador. El día es para revolucionarios y nosotros no lo somos. Sólo entonces me percato de que hace ya unos minutos que Julio ha silenciado a Bisbal.


Libertad Digital, 28 de noviembre de 2016

domingo, 27 de noviembre de 2016

Crónicas cubanas II

Por lo que representa Fidel


JMADP y María Espada | Cienfuegos-Trinidad. Resumen de lo publicado: Fidel ha muerto y en Cuba regirá la ley seca hasta el 4 de diciembre. El reguetón atraviesa su peor momento desde el cierre temporal del discobar Brisas del Atlántico, en el Paralelo barcelonés. En el salón de la casa de Cienfuegos donde nos alojamos, sentados frente a la tele, María y yo presenciamos cómo, en la televisión nacional, uno de los millares de Mr. Smith que ofician de locutores anima a la población a enviar correos laudatorios del Gran Timonel. Fuera, el chófer del colectivo que nos ha de llevar a Trinidad nos apremia.
Lo compartimos con una pareja de francés e inglesa que, no sin delicadeza, le sacarán los colores a mi inglés. "Living history", le digo a Jean, a propósito del Óbito, y me quedo dudando sobre si ese History va con artículo o sin artículo. María saca el iPhone por la ventanilla y, con su objetivo de ojo de pez, va grabando el paisaje. Es inútil insistirle en que, en uno de los miles de baches que salpican el asfalto, corre el riesgo de que el móvil le salte por los aires. Es, además de una joven cineasta en ciernes, una Espada.

Yasmín, la matrona de nuestra casa en Trinidad, nos conduce a la vivienda desde el parque del wifi, donde nos ha ofrecido sus servicios con afabilidad de testigo de Jehová. De camino, tras 10 minutos de charla, nos recuerda que ha muerto Fidel. María y yo nos percatamos de que, en el instante en que ha pronunciado su nombre, ha bajado la voz. Y María le pregunta abiertamente por el súbito descenso del volumen. "Verán, aquí, en Cuba, hay algún problemilla con la libertad de expresión. No es que no se pueda hablar, claro; es que hay asuntos en los que es mejor no meterse". Por eso Yasmín no se llama Yasmín.

La prohibición de consumir alcohol no ha alcanzado a las casas turísticas. María se abre una cerveza y sale al fresco. En el balcón de enfrente hay dos niñas a las que dar carrete, y nada más justo, para empezar, que elogiar sus meneítos. La negrita Valia (13 años) es nieta de bailadora e hija de bailadora y está firmemente decidida a seguir la tradición, o eso parecen decir sus caderas; la trigueña Elisabeth quiere ser médico, eso es, llegar un peldaño más allá que su mamá, de profesión enfermera. En apenas unos minutos, sabremos por Valia y Eli que en España (en el resto del mundo, en verdad), cuando alguien enferma de corazón y no tiene dinero, no recibe atención médica, y que parir también cuesta dinero. Y que Fidel, que ya era muy viejito, hizo mucho por los niños y por los pobres. Y que Cuba, desde el avión, se ve pequeñita pero luego se da uno cuenta de que es gigante. Al anochecer, lo último que veremos antes de acostarnos es al niño Elián, el hijo pródigo del castrismo. La criatura engendrada por el Pueblo, veintitantos ya, glosa a Fidel entre sollozos. "Vive en Cárdenas, en la provincia de Matanzas", nos dice Yasmín, "y allá donde va, lo hace siempre con escoltas".

La pareja de vascos con los que compartimos el colectivo a la playa de Trinidad, a 8 kilómetros del centro, opina lo mismo que Valia y Eli. A ella le ha dolido la muerte de Fidel "por lo que Fidel representa", pero considera una desproporción que no se pueda beber cerveza. Me pregunta si es nuestra primera vez en Cuba y le cuento que estuve en La Habana en 1994, cuando la rotura de la cristalera del Deauville y el estallido de la crisis de los balseros, en pleno Período Especial. "La situación sigue siendo penosa", le digo, "pero entonces era casi apocalíptica". "Sí, pero aquí nadie pasa hambre y todo el mundo tiene un piso; no como en España, donde la gente se muere de hambre y hay miles de desahucios al día". En la mayor de las Antillas, cualquier "Sí se puede" lleva incorporado un chisporroteo de gramola. A punto estoy de golpearle en la cabeza con las memorias de Abreu, y comprobar de primera mano cómo, al dar con un libro en una cabeza y sonar a hueco, no hay que preguntarse por el libro. Pero a la vuelta hemos de compartir el mismo colectivo y, además (lo lamento, Arcadi, me dejé olvidado en un taxi el libro de Abreu).

El Período Especial. Cuba no sólo es pródiga en metáforas sino también en eufemismos. Lo que en cualquier otro país se llama crisis o colapso, aquí se llamó Período Especial. "En realidad", nos dijo un taxista habanero al poco de aterrizar en la ciudad, "nuestro Período Especial empezó en 1959".

En la playa de Trinidad, ordeno al mozo dos mojitos y frente a la mar más hermosa del mundo (¡tanto que parece una piscina¡) me vienen a la cabeza los versos de Silvio Rodríguez:

Soy feliz, soy un hombre feliz
y ruego que me perdonen
los muertos en este día por mi felicidad. 


Libertad Digital, 27 de noviembre de 2016

Crónicas cubanas I



El Mundo, 27 de noviembre de 2016

martes, 15 de noviembre de 2016

Que no quede ninguno, ninguno de feo

Al funeral de Iván Tubau en Les Corts, donde se ha escuchado jazz, chanson y poesía, ha asistido Antonio Robles, que en el corrillo anterior a la ceremonia ha pronunciado una frase tan certera como luminosa (impropia, ay, de las acostumbrada letanías de los entierros): "Iván nunca fue viejo; pasó de la juventud a la madurez y de la madurez a la muerte. Pero viejo, lo que se dice viejo, nunca fue". También estaba Luis del Olmo, que nos ha confirmado a Arcadi y a mí, con el característico orgullo del que no ha pasado por el mundo en vano, que, en efecto, Iván obtuvo el número 1 en la célebre oposición de locutores a RTVE, a la que se presentaron 498 aspirantes, Tubau y él mismo. Arcadi, siempre Arcadi, es el único de los 15 firmantes del primer manifiesto de Ciudadanos que ha velado, presencialmente, la memoria de Iván. Y estaba Àlex Sàlmon, el último de los editores de prensa que tuvo a bien tener a Tubau en su periódico: "En los últimos tiempos, cuando le reclamábamos por teléfono el artículo, solía aducir que no le funcionaba el ordenador, o que tenía problemas con internet; luego supimos que la supuesta avería del ordenador, que los supuestos problemas con internet, eran un subterfugio para encubrir su alzhéimer. Una coquetería". Estaba Llàtzer Moix, ex alumno, como yo, de Iván, y cuya necrológica, hoy, en La Vanguardia, no habrá sido muy del agrado de los Barbeta, Juliana o Pagán. Y Sergio Vila-Sanjuán, que ha iniciado una jugosa conversación respecto a la naturaleza outsider, libérrima, de Iván, y que ha derivado en lo mucho que Iván y Lorenzo Gomis se apreciaron mutuamente: poetas a contrafibra de su tiempo que, como bien ha puntualizado Arcadi, jamás hicieron alarde de ello; hasta ahí les alcanzó la elegancia. Y estaba Daniel Tercero, que se representaba a sí mismo y a la asociación de periodistas Pi i Margall. Y la escritora Roser Amills, a quien, según leo, le gusta más el sexo que las sombras de grey. Y estaba, comprimido en mi iPhone, Xavier Pericay: "Ojalá pudiera venir, José María, pero tengo pleno en Palma y no puedo ausentarme. Me acordaba hoy de que a Iván le llamábamos el abuelo; igual quien le llamaba así era yo. Pero de todos los que formábamos el grupo fundador, él era el mayor. Y era tierno y colérico a un tiempo, como algunos abuelos. En realidad, para mí siempre fue un hermano entrañable".

De Ciudadanos no había nadie salvo Jordi Cañas. Y uno ya no sabe qué pensar cuando es el defenestrado el más digno dirigente de la formación.



Libertad Digital, 15 de noviembre de 2016

lunes, 14 de noviembre de 2016

Contra la posteridad

                                       © Jot Down Magazine
En los albores de su pubertad, a Iván Tubau le aterró que hubiera hombres que, como Victor Hugo, vivieran atrapados en la posteridad de la Larousse. "Que alguien pueda morir pero siga vivo en la memoria de Francia le parece más temible aún que vivir para siempre", dice al comienzo de sus memorias (tituladas, precisamente, Matar a Victor Hugo), evocando en tercera persona al adolescente que fue. "Ya no puedes pasear al sol y hacerte pajas (...) y en cambio permaneces en la memoria de ese conglomerado de conneries que constituye la memoria de Francia". El empeño que en adelante guiaría sus pasos constituye una de las expresiones más sofisticadas de inmodestia de las que yo haya tenido noticia. Consciente de su talento para las artes, emborronaba sus propios trabajos para eludir la horrenda posteridad; lo hacía, además, con la cautela suficiente como para que su impericia resultara verosímil. Se trataba, insisto, de ser el segundo en lugar del primero, de librarse (¡a base de maestría!) de esa forma abyecta de eternidad que, a su juicio, era la Larousse, sinécdoque del saber apelmazado. Obviamente, no lo consiguió.

Para empezar, en 1965 quedó el número uno del primer concurso nacional de presentadores y locutores de RTVE, al que se habían presentado 500 opositores, entre ellos Juan Manuel Gozalo y Luis del Olmo. El propio Del Olmo, mientras pronunciaba una conferencia en la Facultad de Ciencias de la Información de la UAB, al identificar a Tubau entre el público, interrumpió su intervención: "Ese señor se llama Iván Tubau. Le conocéis porque es catedrático de vuestra facultad, pero no sé si sabéis que hace treinta años sacó el número uno en un concurso para locutores de Televisión Española al que yo también me había presentado...". (En 1970, Tubau volvió a opositar a una plaza, esta vez de redactor, para TVE en Cataluña, y obtuvo de nuevo, lo que son las cosas, el primer puesto de su promoción). De su paso por la televisión queda, sobre todo, un magnífico programa de entrevistas, El divan d'Iván, en que asentó el principio de que entrevistar es, sobre todo, escuchar al entrevistado, desplegar una conversación ingeniosa y, por qué no, tentar el arte de la seducción. Lo demás son formularios.

Su anhelo de subalterno sufrió otra derrota en el ámbito de la docencia. No en vano, se sacó de la chistera la asignatura de Periodismo Cultural y la impartió como si fuera útil. A diferencia, por cierto, de la semiótica de ultratumba que infligían al alumnado la mayoría de sus colegas. Las de Tubau no eran clases complacientes. Como le oí decir a Arcadi Espada respecto al Bulli, al aula de Tubau había que ir algo tenso. Con la prensa leída, las películas del Verdi visionadas y el inconformismo a flor de piel. Con la certidumbre, en suma, de estar asistiendo, más que a una exposición sumarial, a un acontecimiento, a la encarnación misma de la sabiduría. Una tarde dejó caer un ejemplar de la gramática de Alarcos en uno de los pupitres y, con la mirada encharcada, nos dijo: "Ahí tenéis. Una gramática". Secamente. Ante la ausencia de adjetivos cundió el pánico, y aun hubo pupilos que chistaron con ramplonería, como haciendo befa de la emoción que embargaba a Tubau. A los quince días, el decanato lo fulminó por haber dicho "francés".

Francés, sí. En una clase del curso anterior, y a propósito de una reflexión sobre la película Les nuits feuves, de Cyril Collard (la sesión, si no yerro, versaba sobre adaptaciones cinematográficas de novelas), Tubau leyó la siguiente frase: "Quand je t'encule je pénètre dans ton dos, mais c'est ton âme que je cherche". ¿Alguien puede traducirlo?, pregunta Tubau. Una alumna, Montse Palacín, se ofreció a ello: "Cuando te doy por el culo penetro en tu cuerpo, pero es tu alma lo que busco". Y Tubau no se abstuvo de puntuar la traducción: "Muestra usted un gran dominio del francés; y parece, además, que sabe hacerlo". Ah, pero Tubau se había significado públicamente contra el nacionalismo catalán y, más en concreto, contra la inmersión lingüística, que consideraba una aberración. Fue, por decirlo todo, uno de los primeros intelectuales catalanes que osaron transitar por ese campo minado. ¡El primero de su promoción, una vez más!; también contra Catalunya se cifró su derrota frente a la posteridad. Así las cosas, su afición a la galantería, por procaz o inofensiva que ésta fuera, le costó una suspensión de empleo y sueldo en la que algo tuvo que ver la sed de venganza de un grupo de alumnos del mismo curso a los que Tubau había suspendido por no saber quién era Ava Gardner. Y, ni que decir tiene, el afán de escarmiento del cogollo de nacionalistas que dirigía la facultad, y que luego harían carrera con el Tripartito. En cuanto a Palacín, la joven supuestamente ofendida, ésta fue su declaración ante el instructor del caso, Isidre Molas: "Me parece un poco surrealista el hecho de que un grupo de alumnos se sienta autorizado a erigirse en velador del honor de una presunta víctima de 'falta de respeto', 'abuso de autoridad' o 'machismo' si la persona directamente afectada en ningún momento ha considerado pertinente hacer oír su queja. (...) El precedente, llevado al paroxismo, podría favorecer la creación de la grotesca censura de un censor que asistiera a las clases para velar por la moral de los alumnos y que se sancionara al profesor con un recorte de sueldo por cada frase fuera de tono".

Los pleitos de Tubau con el catalán eran los propios de quien concebía la lengua para un uso bastante más placentero que la infausta construcción nacional. El pujolismo, en su obsesión por levantar un muro entre el castellano y el catalán, pergeñó un idioma ortopédico, una cargante jerigonza por la que la palabra barco, sospechosa de lesa catalanidad, resultó en vaixell, y ello pese a la validez de las formas embarcació o barca. Otro tanto sucedió con algo, que fue reemplazado por el protésico quelcom para extrañeza de nosaltres, els catalans, que seguíamos diciendo algú o alguna con absoluta naturalidad. A ello se refirió Tubau en Paraula viva contra llengua normativa o Llengua i pàtria amb ceba tendra, obras que, en cierto modo, vendrían a apuntalar la intrepidez filológica de Xavier Pericay y Ferran Toutain.

Cuando Tubau, en definitiva, afirmaba que el catalán era un artificio, un artefacto puramente ficcional, aludía a esa variante antipática que había ido fraguándose en los laboratorios sociolingüísticos del régimen. También, cómo no, al hecho de que en la universidad donde enseñaba, profesores castellanohablantes, impelidos por la ideología dominante, dieran clase en un catalán infame. Y que alumnos asimismo castellanohablantes tomaran la palabra en un catalán peor aún que el de los profesores, de forma que lo que debiera ser un diálogo más o menos riguroso acababa siendo una afrenta a la gramática, todo ello para vergüenza de quienes, como Tubau, se desenvolvían en catalán de modo magistral. Así lo razona en su valeroso Nada por la patria:

Mi madre, como cualquier catalán de lengua materna catalana, decía siempre "des de que". La norma impone "des que", fórmula que, hasta donde alcanza la memoria de los más viejos del lugar, nunca ha existido en la lengua viva usual. No puedo escribir en mi lengua materna. Eso me paraliza. O, por lo menos, me incomoda sobremanera.

En uno de sus postreros servicios al restablecimiento de la realidad, se enroló en el grupo de intelectuales no nacionalistas que promovieron la fundación de Ciudadanos. Qué hacía el más lustroso beatnik español, a sus 70 años, proclamando la necesidad de un nuevo partido político es un asunto que compete exclusivamente a la ciencia. O acaso a la poesía. Tras el acto de presentación en el Tívoli, el que dio la medida de que Ciudadanos, ay, iba en serio, Tubau le confió a Verónica Puertollano: "Qué bonito nos ha quedado. Ahora, ¡destruyámoslo!". Rescoldos, sin duda, de aquel niño que quiso acabar con Victor Hugo y que, hasta ayer a media tarde, fracasó por todo lo alto.


***

Cuando yo no esté aquí se habrá acabado el mundo
y no habrá nunca más olor de madreselva
ni acres fragancias hondas de entrepierna mojada
ni aromas en el vino ni azules en la mar.

Omar Pastecca


Libertad Digital, 14 de noviembre de 2016

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Sandinistak

"Alerta, alerta, alerta que camina / la lluita guerrillera per l'Amèrica Llatina." "Arriba, abajo, que la Otan se vaya al carajo; abajo, arriba, que ni Otan ni bases ni Reagan." "Y si Nicaragua ha vencido... ¡El Salvador vencerá!" Las manifestaciones de la izquierda extraparlamentaria en defensa de la revolución sandinista y contra la intervención estadounidense en Centroamérica partían de Universidad, seguían por Pelayo y Ramblas y rompían por Fernando hasta San Jaime. Luego del toma y daca con las fuerzas represivas, los 300 de siempre nos dispersábamos por el Gótico para reencontrarnos en la Real. Allí, a golpe de medianas, cancelábamos momentáneamente el malestar del mundo. La vida, proclamábamos, se divide entre la lucha y la marcha; así, las venas abiertas de América Latina coexistían sin tapujos con los tiradores espumosos del bar Glaciar. Lo que yo he bebido por el sandinismo, vive Dios, no lo ha bebido nadie.

Para marcha, no obstante, la del 10 de mayo de 1986 en el Palacio de los Deportes, donde se celebró el mítico Nicaragua Rock; la cinta aún corre por casa. “Ésta va para el ho-no-bar… para el ho-no-ra-bi-lí-si-mo alcalde de la ciudad… ¡Y pa su puta madre!” Aquel concierto, en fin, detonó una escalada en la conciencia revolucionaria. Porque lo que yo he esnifado por el sandinismo, vive Dios, no lo ha esnifado nadie.

La vida es un rosario de errores, y aun de los más penosos tendemos a rescatar, por prurito de supervivencia o acaso de vergüenza, un consuelo. Ningún punk ensalzó jamás a Ortega, a quien ya veíamos, hum, como el somocita que ha resultado ser. Falacia retrospectiva, sí, pero, como le dijo Enric Marco a Javier Cercas en El impostor, “permíteme ésta, sólo ésta”.


The Objective, 9 de noviembre de 2016



martes, 8 de noviembre de 2016

Estado de la revolución en Berga

La sociedad bergadana vive hipotecada por el miedo al qué dirán. Qué dirá la vecina si cuelgo el godzila en el balcón, quién me dará trabajo si me manifiesto públicamente contra los abusos laborales o salgo a la calle el Primero de Mayo. (...) Dentro del Consistorio pasa lo mismo: los de la nueva política [están] gobernados por el miedo, hipotecados por lo que dirán sus socios de la derecha, los empresarios y caciques de Inbergatur, la iglesia y la recién inaugurada casa antiabortista, las familias ilustres y los de las capillitas y las cererías".

El párrafo anterior corresponde al comunicado que las entidades anarquistas Columna Tierra y Libertad y Centro de Estudios Josep Ester i Borràs divulgaron a finales de octubre, en protesta por la multa de 750 euros tramitada por el Ayuntamiento por modificar el nombre de una calle de Berga.

Los hechos se remontan a mayo de este año, cuando ambas asociaciones pusieron en marcha una campaña para "dignificar" (eso dicen, sí, dignificar) las calles de Berga. La idea, recoge la nota, era "hacer un ejercicio de memoria histórica a través de algunos cambios en el nomenclátor de la ciudad [sic –como puede apreciarse, el texto es un campo de minas; por fortuna, se desactivan solas–]". Se trataba, en fin, de bautizar las vías públicas con nombres de sindicalistas, guerrilleros y, en general, individuos de la comarca del Berguedá que se hubieran significado en "las luchas por la libertad, contra la explotación, la autoridad y el fascismo".

Una de las primeras acciones consistió en cambiar el nombre de la calle Mossèn Huch, que pasó a llamarse Marcel·lí Massana, miembro del maqui libertario en los años cuarenta. Para ello, los émulos de Ken Loach fijaron la nueva placa justo encima de la placa oficial (respetando, eso sí, el formato que rige en el municipio), y sobre ésta colocaron un pañuelo rojinegro. El photoshop de toda la vida en versión agro.

¿Y qué hizo el Ayuntamiento, el mismo Ayuntamiento que se jacta de desobedecer las leyes que le parecen injustas porque se debe, ay, al pueblo (no al de Berga sino al gentío)? Incoar un expediente de sanción de 750 euros. "Fuimos ingenuos", concluyen los ateneístas, "al pensar que el actual equipo de gobierno sería más sensible a la memoria histórica. Una vez más, la realidad pasa por encima y vemos cómo los que se llaman anticapitalistas siguen los pasos de sus antecesores (...) La CUP utiliza la multa como instrumento disuasorio, de castigo ideológico y económico, y la ordenanza de civismo para controlar el espacio público."

(Coda: "La desobediencia es un acto personal, pero es también y sobre todo un acto colectivo, y por ello exigimos a las instituciones que apoyen a nuestros cargos electos, también a los que decidan hacer desobediencia". Comunicado de la CUP a raíz de la detención de la alcaldesa de Berga, Montse Venturós).



Libertad Digital, 8 de noviembre de 2016

jueves, 3 de noviembre de 2016

Un asomo de vejez

(Para Mercutio.)

1---Todo iba oliendo peor, pero no cobramos conciencia de ello hasta el día en que, en 1º de BUP, la profesora de Historia, Srta. García, nos llamó la atención a la vuelta de gimnasia. "Chicos, cuando regresáis de deporte se carga un poco el ambiente. Corréis, saltáis y, claro, sudáis. Y ya no sudáis como cuando teníais 11 o 12 años. Ahora sudáis como más fuertecito. Decidme: ¿Y si os ducharais?". 

 2---Siempre había creído que la afición al fútbol era una prolongación de la infancia. Lo que no había previsto es que fuera además un fenómeno pendular: prende con los cromos, se inflama con el juego y estalla en el graderío. Luego va reculando hasta quedar fosilizado en cuatro o cinco instantes. Un centro de Marañón en el viejo Sarriá, el empate de Dani frente a Austria en Argentina'78, un remate a gol de Santillana en un Madrid-Sporting. Cromos. El último objeto que intercambian los hombres en los rastrillos del mundo. 

 3---La impuntualidad es una coquetería que a medida que uno se hace adulto va dejando de tener sentido. 

4---Presumir de las hijas mientras son pequeñas; lucirlas como un trofeo cuando aún no requieren más que cuentos; engreírse de paternidad a condición de ejercerla sin traumas. Esa ficción acaba de un plumazo cuando oímos: "Ets patètic!", y sólo nos salva la presunción, cada vez más vaga, de que cualquier adolescencia es más siniestra que uno mismo. 

 5---La ensoñación en el sofá con la serie de turno. El despertar airado, a la cama entre gruñidos. El transistor vomita "Ra, ra, ra... el lobito está cobrando..." Maradona no duerme, leí una vez, Maradona se derrumba. Vuelta y vuelta. El lado frío de la almohada. Un programa de apariciones marianas. Lo mío ya no es insomnio sino remordimiento. Jamás he sabido, por cierto, en qué consiste conciliar el sueño. 'Está usted escuchando la repetición de... El larguero'. Son las 7 y la voz en retumbo de Losantos me agarra por la pechera, me zarandea, me apremia a las abluciones matinales. Es inútil. Maradona no duerme, soñé una vez, Maradona se derrumba: modorra, desplome, alirón. Y este mensaje de mi ex, mediadas las 8: 'Recuerda que a las dos tenemos hora con la profesora de Lola. Procura ser puntual'. 

 6---El banquete interdental. 

 7---Exploré con un amigo abogado la posibilidad de editar una compilación de relatos sobre la crisis. La idea era inventariar (con nombres apócrifos, claro está) una selección de expiaciones del derrumbe a partir de correos personales: matrimonios que echaban el cierre, socios empresariales que se divorciaban, antiguos millonarios que habían de guarecerse en casa de la madre (¡y el gato!), finos clientes de José Luis que cambiaban de acera al pasar frente a la terraza. Se trataba, en fin, de explicar la hecatombe desde el punto de vista de los ricos. Finalmente despreciamos la veta, digamos, literaria, y armamos unas frías obras completas. Éste es el índice: "Se ha suspendido el uso de su cuenta." "Servicio de apertura descubierto." "Actualice su información de pago." "Hay un problema con su tarjeta de crédito, póngase en contacto con su entidad." La nueva versión tiene la insuperable ventaja de que es perfectamente transversal. 

 8---"Ah, si ahora mismo se me aparecieran, uno sobre otro, todos los billetes, los demasiados billetes que me he llegado a gastar en chanel, cocaína y dom perignon." También este estúpido rencor hacia uno mismo tiende a mitigarse con los años. 

 9---Con la edad sobreviene una cierta aptitud para identificar y, sobre todo, jerarquizar el placer. Una taxonomía de la felicidad. "Dime algo que te parezca irresistible", me preguntó hace poco una mujer. Apenas hube de meditarlo: "Chupar la tapa de los yogures". 

 10-- Rust: ¿Por qué dejaste la poli, Marty? Podrías haber sido jefe, ¿no? Teniente, al menos... O capitán. 
Marty: Bueno, estuve otros cuatro años después de irte tú, y me pareció que el trabajo ya me había dado lo que tenía que darme. 
Rust: Explícate. 
Marty: Yo quería ser jugador de béisbol, cowboy... Y acabé siendo algo que no quería.
Rust: Supongo que yo podría haber sido pintor. No sé, de tema histórico: escenas antiguas, detalles nuevos.
Marty: Ajá... ¿Y pintas mucho?
Rust: No. Es un poco tarde para empezar a hacerlo. La vida es muy breve para ser bueno en más de una cosa. Así que ten cuidado con lo que se te da bien. 

(True Detective; temporada 1, episodio 7)

miércoles, 2 de noviembre de 2016

Hay partido


El Mundo, 2 de noviembre de 2016

Nido de ratones


No future

Y aun así, qué piadosa es la prensa con la muchachada. Si Espinar fuera un pepero valenciano no se hablaría de compra-venta de un piso con saldo favorable de 30.000 euros, sino de pelotazo inmobiliario, sintagma del que colgarían voces como 'maquinación', 'especulación' y quién sabe si 'testaferro'. El hilo no presenta nudos gordianos: el padre de Espinar, Ramón Espinar Gallego, pertenecía al consejo de Caja Madrid, donde también se sentaba José Caballero Domínguez, a la sazón alcalde de Alcobendas, el municipio promotor de las viviendas que nos ocupan. No hay que echarle mucha imaginación para intuir que el "Óyeme, Ramón, ¿tu hijo no buscaba piso?" se habría convertido, en la salvífica germanía de La Sexta, en una red de tráfico de influencias que implicaría a altas instancias de la banca. Teniendo en cuenta la posibilidad de que Espinar Sénior se valiera de fondos black, y dado que Caballero Domínguez, viejo apóstol de la igualdad salarial, se pasó en 2011 del PSOE a UPyD, al presunto saqueo se añadiría el seguro transfuguismo. ¿Una compra-venta ilegítima? ¿Un asuntillo de doble moral? Probablemente, pero habrá que hacer constar, siquiera para los amantes de la estadística, que no es ése el rasero que se venía aplicando en España.

La corrupción a que apunta el caso, no obstante, no es sólo la que se deriva de especular con vivienda protegida. Más trascendente resulta que el apocalipsis que fueron pregonando los dirigentes de Podemos, y que les abrió las puertas de las televisiones, primero, y de las instituciones, después, quede desmentido con sus propias vidas. Lo ha dicho, en antológica greguería, el periodista Rafa Latorre: "Una juventud sin futuro, sí, pero con próspero presente". De esa misma impostura, por cierto, es tributaria la opinión de que Cebrián pretende influir en las primarias de Madrid. ¡Cebrián, el último errejoner, ahí es nada! Hoy Espinar ha sido trending topic mundial y con esto los cielos ya irían quedando más que asaltados.


Libertad Digital, 2 de noviembre de 2016