La cabina de cartón (fragmento), por Giovannini |
Pero no conviene llamarse a engaño. La mayoría de los españoles no han mostrado sino indiferencia ante la posibilidad de una secesión. Paradójicamente, cualquier ínfima trifulca suscita mayor compromiso y agitación ciudadanas que el quebrantamiento de la ley que, mal que bien, ha propiciado el mayor periodo de paz y prosperidad en la historia de España. Es bastante probable que algunas de las amenazas que se ciernen sobre el régimen que nos dimos tras el franquismo estén más relacionadas con esa bonanza que con la crisis. Sea como sea, con el Estado ocurre lo que con los árbitros: vejarlos es más excitante que defenderlos, por mucho que sin ellos no haya partido.
Con todo, si el desistimiento de la ciudadanía es susceptible de una justificación, digamos, sociológica, el del Gobierno es, lisa y llanamente, pura incompetencia. En el peor de los sentidos, además: el literal. Parece oportuno que los eurodiputados de Ciudadanos y UPyD cursen una denuncia ante las autoridades comunitarias, y que sea Europa quien abra un expediente sancionador contra el Gobierno de España por haber tolerado el atropello. En la confianza de que si ser español no "tiene efectos jurídicos", al menos los tenga ser europeo.
Libertad Digital, 9 de noviembre de 2014
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